Las religiosas que han llegado a esta ciudad de diversos puntos del país, participan de tallares y pláticas donde aportan de su experiencias en el lugar en donde sirven, además, de su entorno, cosmovisión y la riqueza cultural de cada una.
Este encuentro fue convocado por el equipo de religiosas indígenas, la dimensión de pastoral indígena de la comisión episcopal para la pastoral social(CEPS) y la conferencia de superiores mayores de México(CIRM) los días 08 al 10 de octubre en la sede de las mojas de esta ciudad de la costa chica de Oaxaca.
Las religiosas han llegado del estado de Hidalgo, Veracruz, Chiapas, San Luis Potosí, Chihuahua, Jalisco, Michoacán y del extranjero como Guatemala y Corea del Sur. Entre las etnias que participan están los mixtecos, zoques, purépechas, zetzal, zotzil,maya quechí, popoluca, mepa, náhuatl y chichimecas.
“Como mujeres originarias de nuestros pueblos hemos escuchado la voz del Dios de Jesús, que desde siempre nos ha acompañado, queremos responder a su proyecto del Reino. Hoy nos sentimos impulsadas a escuchar la voz de nuestros pueblos donde la vida clama y solidarizarnos con ellos”.
Son alrededor de treinta y cinco religiosas que han estado desde el pasado jueves y hasta el día de hoy, en completa búsqueda de alternativas para llevar sus pueblos. En este sentido los grupos de religiosas que han llegado son las Hermanas Dominicas de la Reina del Santo Rosario; del Sagrado Corazón y de los Pobres; Misioneras de la Eucaristía; Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado.
También, las Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana, Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, Hijas de María Auxiliadora, Carmelitas del Sagrado Corazón, Autóctonas del Divino Pastor, Inmaculada Concepción de Castres e Hijas de Santa María de Guadalupe.
“Nos sentimos llamadas a aportar desde lo profundo de nuestras raices, cosmovisión y riqueza cultural, con rostro, pensamiento y corazón indígena, desde la realidad y situación de los pueblos amerindios con sus proyectos del Buen Vivir, enraizados en las memorias, las experiencias, los relatos, los ritos, danzas, música, las celebraciones que representan aportes que se han de plasmar en opciones personales y comunitarias, esa es la fuerza que llevamos a nuestras congregaciones y al mundo” exponen las religiosas.
Las religiosas saldrán con la mentalidad de comprende el contexto que vive el país, escuchar a Dios en los diferentes escenarios donde la vida clama, reconociendo las ataduras que impiden vivir como religiosas indígenas al servicio del pueblo con una actitud humana, profética y de esperanza.
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