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jueves, 31 de marzo de 2022

Terremoto de San Sixto con epicentro en Pinotepa





#AniversarioSismico 🇲🇽

TERREMOTO DE SAN SIXTO 1787
    "El Gran Tsunami Mexicano"

México ha experimentado incontables terremotos a lo largo de su historia que han dejado marcada a toda una generación por sus efectos destructivos y perdidas humanas. Sin embargo, hasta la fecha, no ha vuelto a suceder un evento como el que en 1787 devastó el sur del país por su potente magnitud y posterior tsunami.

El gran terremoto de San Sixto ocurrió el 28 de marzo de 1787 con una magnitud estimada de 8.6 - 8.7 con epicentro en la intendencia de Antequera, hoy es conocido como el estado de Oaxaca, tuvo una duración de 6 a 7 minutos sin un número exacto de muertos o heridos.

A pesar de que en aquella época no existía ningún tipo de instrumentación para registrar y realizar cálculos para cuantificar el tamaño del sismo (magnitud) los relatos de la época y las evidencias en los depósitos del tsunami indican qué tan grande pudo haber sido la falla que dio origen a este gran sismo. Se estima que la longitud de la falla tuvo una extensión entre 400 a 450 km y podría haber iniciado al sur de la zona de Pinotepa Nacional abarcando todo el estado de Oaxaca y parte de Guerrero. Para este sismo no está definida una ubicación exacta del epicentro pues la población que registró más daños no puede ser tomada como un elemento confiable para determinar este parámetro tomando en cuenta que los daños fueron muy extensos a lo largo de toda la costa de Oaxaca.

Con el ojo de la imaginación, las descripciones del tsunami en las costas de México en el siglo XVIII evocan las dramáticas y desoladoras escenas del tsunami de Japón, detonado por el sismo del 11 de marzo del 2011 de magnitud 9.1.

Amanecía en la planicie costera de Oaxaca. Esa mañana del 28 de marzo de 1787, los pescadores lanzaban sus redes a la laguna de Alotengo (Corralero) y los arrieros sacaban su ganado a pastar en la amplia planicie costera al sur de Pinotepa Real (hoy Pinotepa Nacional). Cerca de las once de la mañana se sintió un potente terremoto que meció todo el sur de México. Con una duración de entre 6 a 7 minutos (de acuerdo a relatos de la época), el sismo derribó templos, conventos, construcciones civiles, acueductos, cañerías y una cárcel. Cuando las oscilaciones de la tierra provocadas por este enorme temblor amainaron, los pobladores observaron un raro fenómeno por todos ellos desconocido: un tsunami.

«Vieron con asombro retirarse el mar más de una legua descubriendo tierras de diversos colores, peñascos y árboles submarinos, y que con la misma velocidad que huyó de su vista volvió otra vez y otras»

Al regresar, las olas embravecidas de 20 metros de altura invadieron la planicie costera por casi ocho kilómetros dejando vaqueros y pescadores muertos, incrustándolos en las ramas de los árboles.

Tal como narra Don Francisco Gutiérrez de Terán, alcalde de Igualapa, Guerrero, en la Gaceta de México publicada en mayo de ese mismo año y que describe el fenómeno de la siguiente manera:

 “El 28 de marzo de ese año, a las doce del día se sintió un espantoso movimiento que duró cerca de cinco minutos, repitiéndose en la tarde y en la noche con sacudimientos varios. En Acapulco también se sintió. El mar se vio correr en retirada y luego crecer y rebosar sobre el muelle, repitiéndose esto varias veces por espacio de veinticuatro horas, al mismo tiempo que la tierra se cernía con frecuentes terremotos. Algunos costeños pudieron salvar sus vidas encaramándose en los árboles hasta que se retiraron las aguas. Algunos pescadores, en la Barra de Alotengo, a las once horas de ese día vieron con asombro que el mar se retiraba, dejando descubiertas, en más de una legua de extensión, tierras de diversos colores, peñascos y árboles submarinos, y que retrocediendo luego con la velocidad con que había alejado, cubría con sus ondas los bosques de la playa, en que se internó más de dos leguas, dejando entre las ramas de los árboles muchos y variados peces muertos; algunos de los pescadores perecieron, y otros pudieron salvarse muy estropeados”.

Una descripción similar del tsunami se reportó en la costa de Tehuantepec, a casi 600 kilómetros de la Barra de Alotengo.

El número de muertos y heridos es desconocido, pero se sabe que muchas construcciones en la ciudad de Oaxaca se vinieron abajo, lo que generó que los habitantes evacuaran a las afueras, durante al menos una semana. Entre los más importantes, el terremoto causó estragos en las casas reales, dañó las torres de la iglesia de San Francisco, provocó serias averías en los cinco conventos de religiosas y arruinó la iglesia de Nuestra Señora de la Merced Calzada. En Tehuantepec, el sismo arruinó la iglesia de San Sebastián y rompió los muros del templo de Santo Domingo.

Una hora más tarde hubo una réplica, luego otras tres. Tembló cinco veces ese día. Le siguieron tres fuertes réplicas el 29 de marzo, el 30 de marzo, y, según muchos, la mas fuerte fue el 3 de abril, también es posible que se hayan sentido réplicas fuertes el 1 y 2 de abril, todas fueron probablemente de magnitud 7 o superior, según las estimaciones de las intensidades informadas en la ciudad de Oaxaca. Se sintió en una amplia área desde Valladolid (Morelia) hasta Tehuantepec a lo largo de la costa y tierra adentro hasta Tulancingo, Hidalgo. El análisis de otros terremotos de interfaz de subducción a lo largo de este margen sugiere que el grado de sacudida de VIII o superior en la escala de intensidad de Mercalli coincide bien con la extensión de la ruptura para cada evento. Esto sugiere que la ruptura de 1787 se extendió por unos 450 km a lo largo de la costa, proporcionando una estimación de magnitud 8.6 basada en la escala de otros terremotos similares, por lo que este terremoto a lo mínimo fue tres veces mas fuerte que cualquier otro en México y en Centroamérica, el tercero en Norteamérica y el decimocuarto a escala mundial. El terremoto fue bautizado como "Terremoto de San Sixto" por los sismólogos apegados al Santoral católico ya que el 28 de marzo es celebrado el día de San Sixto.

Hasta el día de hoy, no se ha presentado un terremoto de esa magnitud y debemos estar preparados para cualquier escenario posible.
La preparación va más de allá de practicar simulacros o tener una mochila de emergencia, consiste también en revisar la seguridad estructural de nuestros inmuebles con especialistas (reparar y/o reforzar), y muy importante, es mantener la memoria colectiva de eventos del pasado para aprender de ellos, no dejarlos en el olvido.

@SISMOLOGIAMEXICANA

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