Pinotepa Nacional Oax., 04 abril 2019. (CMMI)Con una noche bohemia, se recordará al compositor Álvaro Carrillo Alarcón, a cincuenta años de su muerte, en esta ciudad de la costa de Oaxaca, donde habrá participación de una docena de artistas locales.
La cita es a las 18 horas del sábado 06 de abril en la explanada municipal donde amenizarán este homenaje póstumo solistas, dúos y tríos de la region y de esta ciudad costeña.
El escritor pinotepense, Baltazar Antonino Velasco García, hace una remembranza del bardo costeño, oriundo de San Juan Cacahuatepec, en la costa oaxaqueña.
Álvaro nació un 2 de diciembre de 1919. Su padre fue un mestizo de nombre José María Carrillo y su madre, una afromestiza de Juchitán, Gro. llamada Candelaria Morales, de quien heredó los rasgos negroides y el carácter festivo y abierto propios de ese grupo étnico.
Fue registrado y bautizado con el nombre de Álvaro Genaro Carrillo. Nunca usó el apellido de la madre. Adoptó el apellido de su madrastra Teodora, quien lo reconoció y le cedió el apellido Alarcón.
Carrillo siempre aceptó y expresó que había nacido en Cacahuatepec, Oax. , pero en realidad vio la primera luz de su existencia en alguna ranchería cercana a la cabecera municipal. Unos dicen que en Altos de las Mesas, otros que en el Aguacate, algunos más que el Camalote, que en el Naranjo, que en los Carrillos... etc. Lo cierto es (así se lo expresó a Mateo Aguirre) que ni él mismo se acordaba con precisión del lugar de su nacimiento, pues muy pequeño se lo llevaron a Cacahuatepec.
En Cacahuatepec estudió la primaria, y en Amuzgos, el equivalente de secundaria. En este internado empezó su inquietud por la música; aquí, empezó a manifestarse también el compositor en ciernes al hacer la chilena "La Amuzgueña" y el bolero "Morenita Linda". Canciones en las que aún no definía un estilo propio.
Álvaro estudió para maestro dos años en la escuela normal de Ayotzinapa, y luego se fue a Chapingo, a la Escuela Nacional de Agronomía. Esa institución le brindó la oportunidad de estudiar la preparatoria especializada y luego, seguir la carrera de ingeniero agrónomo. En Chapingo, empezó a fluir todo el cúmulo de vivencias de su amado terruño a través de sus composiciones como Luz de luna, Flores del corazón, Celia, Orgullo, Eso, Azul, el Andariego, Matemáticamente y muchas más.
Carrillo, según afirma Misael Vázquez Añorve, se graduó como ingeniero agrónomo, especialista en irrigación en 1949.
El único trabajo relacionado con su profesión, lo realizó en la Comisión Nacional del Maíz, gracias a la recomendación de un paisano de Pinotepa: el Ing. Norberto Aguirre Palancares, quien fungía en ese entonces como jefe de Departamento Agrario. En ese empleo permaneció un brevísimo tiempo. Después decidió dedicarse a su verdadera vocación: Componer canciones.
Fue Carlos Madrigal, un magnífico cantante centroamericano, quien le tendió la mano para que su tema "Amor mío" fuera grabado por el trío "Los Duendes". Esta canción le abrió las puertas de la popularidad a nivel nacional, y el mismo Carrillo lo reconoce cuando dice:"Como casi todos los autores, yo quiero por igual a todas mis canciones. Pero tengo la excepción: Aquella que me abrió el camino, mi canción más querida y la voy a decir para ustedes, de corazón:
Amor mío tu rostro querido/ no sabe guardar secretos de amor..."
En el aspecto artístico, la buena estrella del Negro de la Costa, brillaba ya con gran intensidad. Sin embargo, en el terreno sentimental, era otra cosa: Sufría aún por el fracaso de su relación con Conchita Escudero, su primera esposa. Después de esta separación conoció a Ana María Inchaústegui Guzmán, originaria de Ometepec, Gro., con ella sostuvo un romance de ocho largos años y finalmente se casaron el 21 de julio de 1960. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Alvarito, Mario, Ena Marisa y Georgina.
Famosos cantantes de la época empezaron a interpretar sus temas: (Lucho Gatica, Libertad Lamarque, Luis Aguilar, Miguel Aceves Mejía, etc.) y de esta manera se inicia su ascenso a la fama. En esta etapa aparece en su vida Pepe Jara, un amigo que no confió al principio en el éxito del bardo costeño y después arrepentido se justifica así: "Fue Carlos Madrigal quien nos presentó al abrigo de un bar. Quería que escuchara unas canciones nuevas, que aseguraba, eran un 'tiro'. Al calor de las copas pagadas por el ingeniero, como me fue presentado, Carlos cantó Amor mío, El Andariego y otras que no recuerdo. En un gesto presuntuoso, dije que las canciones no me gustaban, porque Carlos dijo que eran suyas. Carrillo no se inmutó, simplemente ofreció nuevas copas, y una amistad que no fue ocasional. Sin embargo, más por amistad que por convencimiento, grabé algunas canciones que [¡Oh sorpresa!] el público aceptó como el sediento un vaso de agua. Gracias a sus canciones [soy famoso y] jamás he tenido tiempo de arrepentirme de aquel paso que pareció descabellado en principio."
Álvaro Carrillo saboreaba las mieles del triunfo. Sus canciones se empezaban a internacionalizar a través de famosos intérpretes como Doris Day, Frank Sinatra, Percy Faith, Frank Pourcel y otros. Las compañías disqueras y las academias le entregaban preseas y galardones y empezaba a ganar buen dinero. Sin embargo, nunca perdió su carácter sencillo y jovial. Jamás olvidó a sus amigos y paisanos y en ningún momento dejó de pensar en su querida Costa Chica. Por eso, al mismo tiempo que afloraba su estro romántico, surgían las chilenas "Pinotepa", "El bravero", "La yerbabuena" y muchas otras más.
Su cultura era muy amplia y era un buen conversador, mientras no tenía una guitarra en sus manos, porque entonces su mayor placer se centraba en cantar y tocar, hasta que le sangraban los dedos. Su vida estuvo llena de anécdotas, casi todas relacionadas con su vida de bohemio y su maravillosa manera de ser.
CARRILLO Y PINOTEPA
Desde sus tiempos de estudiante Carrillo visitaba las playas de Pinotepa. En su época de bohemio, las visitas se hicieron más frecuentes.
En esta comunidad, como en otras de la Costa Chica, dejó muchísimos amigos, casi todos ellos de su misma edad. Cuentan que llegaba en avioneta recorriendo Ometepec, Ixcapa y Pinotepa Nacional. En una de tantas visitas se afirma que estrenó la famosísima chilena “Pinotepa” en una fiesta en casa de doña Pancha Meza, de Jamiltepec. Hay constancia que el poema “Canto a la Costa Chica” lo declamó por vez primera, viajando en el avión que cubría la ruta México-Pinotepa. El bolero “Ojos glaucos” fue dedicado a Nohemí Pérez, joven originaria de este pueblo costeño. El tema “Puedo fallar” surgió como justificación de un retraso en el apadrinamiento de una generación escolar de la secundaria de este lugar.
Pinotepa lo recuerda con un homenaje anual en la fecha de su fallecimiento.
SU MUERTE
En la tarde trágica del 3 de abril de 1969, Álvaro, su esposa Anita y sus hijos Alvarito y Mario, regresaban de Chilpancingo después de haber asistido a la toma de posesión de Caritino Maldonado, como gobernador de Guerrero. Ya casi para llegar a la ciudad de México, su coche fue embestido por una camioneta. En el tremendo choque murió instantáneamente su chofer. Anita recibió golpes severos, pero aún así pudo proteger con su cuerpo a sus hijos, quienes salieron ilesos. Álvaro recibió heridas graves en la yugular producidas por los vidrios rotos del parabrisas. El auxilio llegó pronto. Carrillo fue operado de emergencia. Pero todo fue inútil. Murió... Anita, su esposa, permaneció en estado de coma durante varias horas más y finalmente acompañó a su querido Álvaro en el viaje sin retorno.
"Anita, tu boca será consentida/ en ella, mi último brindis haré/ y al fin de los tiempos y al fin de la vida/ los dos de la mano, como dos hermanos, iremos al fin".
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